viernes, 22 de mayo de 2015

Un día de campaña con Javier Bello

Elecciones Municipales. Alcalá 2015

Suena el despertador. En su mesilla el libro Los 88 peldaños del éxito. Es miércoles 20 de mayo, decimotercer día de una campaña en Alcalá de Henares sin mucha polémica, pero con mucho en juego; sin actos multitudinarios, pero con una previsión de alta participación el 24 de mayo, y con presencia de líderes nacionales, para arropar a sus candidatos. Pablo Iglesias, Ángel Gabilondo, Cristina Cifuentes y María Dolores de Cospedal, Albert Rivera, Cayo Lara o Luis García Montero acompañaron a sus candidatos, que se juegan mucho y la ciudad con ellos. Pero aunque la campaña está teniendo un perfil bajo, devorado por la guerra de la capital, donde Esperanza Aguirre y Manuela Carmena están polarizando todos los minutos informativos de radio y televisión y polarizando al electorado, la incertidumbre del resultado de estos comicios hace que cada candidato pelee cada voto, cada día, en cada acto, en cada lugar.

Por este motivo, este blog ha querido conocer cómo es el día a día de un candidato. Se solicitó a dos candidatos a la Alcaldía de Alcalá. Uno de ellos, Javier Bello, cabeza de cartel del PP, accedió, logró encajarlo a su agenda y nos convertimos por unas horas en su sombra, una jornada plagada de actos, con uno central: la visita de Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno.

 
Los primeros rayos de sol asoman por la ventana del comedor. Tras vestirse y comprobar que la chaqueta se cierra con más holgura por la pérdida de peso que ha generado la intensa actividad de campaña, desayuna en familia. Los All-Bran en el bol, leche y energía para comenzar la jornada. El candidato, que afronta su primera campaña electoral como aspirante, acompaña a sus hijas al colegio, donde cada mañana recibe el calor de la gente y también las críticas con educación, “sobre todo en materia de limpieza”. “Siempre que puedo, cuando no tengo que ir a Madrid, a alguna reunión lo hago, las llevo al colegio”, dice. A sus hijas, muy buenas estudiantes, les toca compartir a su padre, el alcalde, con los vecinos. “Dicen que no somos hijos del alcalde, somos hijas de mi padre”, explica Bello, al que se le llena la cara de orgullo cuando habla de ellas y de su mujer, Pilar. ¿Y qué dicen cuando ven a sus padres en los carteles? “Se lo toman bien. El otro día me dijeron que estaba doblado, porque el viento había plegado uno de las fotos electorales”, recuerda.
Tras dejar a las niñas en el colegio, primera reunión del día: AEDHE, en Torre Garena. Durante la reunión con los empresarios, desde una planta en la que se vislumbraba toda la ciudad, Bello agradece su colaboración durante estos años y pide perdón por los posibles errores cometidos. Acompañado por sus nuevos compañeros de lista, Octavio Martín, Víctor Chacón, Emma Castelló y Márkel Gorbea, por el jefe de campaña, Gustavo Severien, al que echarán de menos la próxima legislatura, y un joven estudiante del Lope de Vega, Óscar, que también seguirá esta jornada al alcalde, el candidato del PP explica su programa electoral y solicita al apoyo de la patronal local. Bello juega en casa desde el pitido inicial. El anfitrión Jesús Martín alaba el mitin del día anterior en el que intervinieron la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, la de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y el propio Bello. “Se habló de libertad, de empleo, de seguridad...”, explica Martín.

 Durante la reunión, Bello recuerda las posibilidades que tiene el Plan General para poder generar hasta 15.000 empleos, su apuesta por el turismo o las mejoras de los datos del desempleo, todavía insuficientes, además de destacar los frutos del Pacto Local o el Plan Activa Henares. Aunque el auditorio no es precisamente hostil, sí le recuerdan algunas mejoras que se puede hacer en la ciudad: potenciar la fibra óptica y la red eléctrica, el transporte para comunicar los centros comerciales, potenciar la FP y los politécnicos, la revisión catastral del suelo, la mejora del comercio o la rebajar de impuestos.

Tras una hora de conversación y el primer té de la mañana, toca visita al colegio Antonio Mingote, donde espera la viuda del humorista gráfico, Isabel Vigiola, que iba a conocer por primera vez las instalaciones que llevan el nombre de su marido, un colegio que comenzó gafado, pero que ahora ha cogido vuelo y en los próximos meses completará las instalaciones con más aulas y un gimnasio. Durante el acto, plagada de anécdotas y confidencias, los escolares entregan a doña Isabel un cuaderno con las versiones que los más pequeños hicieron de una selección de dibujos de Mingote.


Finalizado el acto, cambio de página en la agenda. De nuevo al coche para intentar arañar unos minutos y llegar a la hora a la entrega de los diplomas de los Talleres de Participación de Igualdad. Besos, abrazos, más besos y más abrazos, fotos y más fotos antes de pasar por el despacho para firmar unos documentos y repasar la última hora con su secretaria, con su asesor y su jefa de prensa.

 Su despacho en el Ayuntamiento está limpio como una patena. ‘Igualito’ que la ciudad, a la que una encuesta de la OCU coloca entre las ciudades más sucias de España. “En mi casa soy muy maniático con la limpieza, soy de los que paso el dedo por si hay polvo. Y Alcalá hay que reconocerlo, no está todo lo limpia que debería”, reconoce. Esa obsesión por la limpieza le martiriza cuando ve el estado de la ciudad. De hecho, tiene un grupo de whatsApp con los concejales de Distrito y responsables de las contratas de servicio que se llama AlcaláASÍNO, donde Bello se descuelga cada dos por tres con mensajes bastante bordes, donde la sutileza brilla por su ausencia: “Me daría vergüenza...”, comienzan algunos, acompañados de alguna foto con un lugar en mal estado.  Y es que la limpieza, junto al desempleo, son sus dos grandes preocupaciones. “Pondremos en marcha una patrulla de vigilancia para controlar a la contrata y también a los vecinos incívicos”, explica. De hecho, lo primero que hará si repite como alcalde es reunirse con la contrata para intentar potenciar la limpieza en Alcalá.


“Es un jefe muy exigente”, afirma uno de sus más íntimos colaboradores sobre Bello que se siente más a gusto en la calle, en el trato directo con la gente, que en el despacho firmando papeles. “Soy sincero y transparente y muy perfeccionista”, afirma el propio Bello, que también reconoce que no sabe “decir que no a nada”.

Parón para comer. “Hoy tienes suerte, porque no toca bocadillo”. Parada y fonda en un restaurante de un polígono industrial, con algunos de los jóvenes de Nuevas Generaciones, que están llevando el peso de, entre otras cosas, el reparto de la propaganda electoral. Bello elige el cocido del menú del día. Momento para relajarse, bajar los decibelios, dialogar,  contestar y mirar las redes sociales –dice que él lleva personalmente sus cuentas-. Se habla de porras electorales y los rivales políticos. Delante del periodista, todos dan victoriosos al PP. Si es euforia o autoconvencimiento se sabrá la noche del 24 de mayo.

Son las cuatro y toca pasar por el despacho para devolver la llamada de algunos vecinos que dejan sus quejas en Alcaldía. Bello telefonea para intentar resolver estas pequeñas grandes cosas, como el desbroce en una parcela o la limpieza de alguna calle. “Todas las semanas dedico un par de horas. Son muy agradecidos, aunque al principio se quedan sorprendidos porque no se creen que les llame directamente el alcalde”, dice Bello al colgar tras la primera llamada.

Mientras llega la hora de preparar  el acto central de la jornada, la visita de Soraya Sáenz de Santamaría, aprovechamos para preguntar. El candidato del PP reconoce que tiene menos pelo y está más canoso que cuando aterrizó a la Alcaldía hace tres años, que tiene algo de sobrepeso, pero que los niveles de colesterol está mejor que la A2 en hora punta. No es futbolero, es más de pádel, aunque últimamente se ha enganchado al fútbol sala, acompañando a Inter Movistar. Un balón firmado en su despacho acompaña fotos personales de sus hijas, un trabajo del colegio de sus pequeñas, imágenes con Rajoy, el Rey Felipe VI o Cristina Cifuentes, y una pequeña bandera de España.  Además de revisar la prensa local, sobre la mesa también están los periódicos El Mundo, ABC y La Razón. El País llega también a Alcaldía, pero no entra en su despacho.

No ve mucha tele, solo algunas películas que compra en Movistar TV, lee novela histórica y contemporánea, aunque ahora está leyendo Los 88 peldaños del éxito. También cuenta cuentos a sus hijas. ¿Y a los ciudadanos? “Si sé  que no voy a poder cumplirlo, no lo prometo. Otra cosa es que luego las cosas no salgan como uno quiere”, afirma. Se relaja en el río Henares, que quiere hacer navegable con un embarcadero y piraguas, y donde quiere repetir con sus hijas una foto que se hizo con sus padres. “Pero no encuentro el lugar exacto”, se confiesa. Ha hecho botellón cuando era joven en el O’Donnell, “aunque siempre recogíamos”. No miente cuando dice que no le gusta cocinar y prefiere la plancha.

Su familia y sus amigos siguen siendo los mismos. “Mi mejor amigo me decía que no me presentara. Después de que yo estuviera fuera de Alcalá, me decía que la realidad no era tan bonita como la pintaban. Y era verdad”, dice. Tiene también muy buenos amigos de otras tendencias políticos, a los que les desea suerte, “pero justita”, dice mientras se retoca en la muñeca las tres pulseras del PP con el nombre de la página web javierbello.es.

Políticamente, reconoce que el tema Púnica le sobrepasó, cree que no hay nada, que la gestión está bien hecha, pero advierte: “Si alguien se ha beneficiado, iremos a por él”. En cuanto a gestión: la limpieza y el desempleo serán sus caballos de batalla si gana las elecciones. No sabe cuantificar cuánto vale su programa electoral, pero tiene claro que se hará sin endeudarse. Si la coyuntura lo permite y Montoro rebaja la soga fiscal intentará también bajar los impuestos, aunque decir impuestos, PP y campaña es papel mojado hoy día. Se queja también del “boicot” que ha sufrido por parte del resto de partidos, sobre todo del PSOE con el PGOU. Si gana, todavía no tiene decidido el reparto de tareas –“dependerá del número de concejales que logremos y si tenemos que pactar, ver si quieren competencias concretas”- Si no gobierna, promete que seguirá en la oposición.



Entra por la puerta el jefe de campaña. Es hora de preparar el recorrido y la mini-reunión con Sáenz de Santamaría. El Patronato Real y el Cervantes Infinito serán temas claves. También llega José María García, el boss de Interviú, que regala los oídos del alcalde. Viene con un puro, apagado, de grandes proporciones. El periodista que hizo popular el término abrazafarolas y chupóptero también conoce a la vicepresidenta a la que regalará una equipación y un balón firmado de su club.

Llega Soraya, saludos a los populares, reunión en Alcaldía y paso por la sala de Junta de Gobierno para que la vicepresidenta vea, enfundada en los guantes de látex en plan Grissom de CSI, la partida de bautismo de Cervantes y la biblia Políglota Complutense. Es turno de visitar las calles del Centro Histórico. Acompañados por Don Quijote y Sancho, recorren las calles Cerrajeros, Ramón y Cajal y calle Mayor. Besos, abrazos, fotos, alguna petición para que sustituya a Rajoy y mucha expectación. Más besos, más abrazos y más fotos. Es campaña. Bello hizo de guía turístico y le fue explicando las peculiaridades de la ciudad. Foto con las estatuas de Don Quijote y Sancho y declaraciones la prensa. A la nacional sobre Bárcenas y Pablo Iglesias. A la prensa local, sobre el Cervantes Infinito y el Patronato Real, que estará “en breve”, tras una legislatura de demora. Maldito Montoro.

Soraya dejó la ciudad con la promesa que dejó Rajoy hace tres años. Veremos cuánto dura esa ‘brevedad’. Mientras, Bello y su equipo acompañan a José María García, cuya conversación encandila a buena parte de los futuros concejales del PP, a tomar un refrigerio en la gastroteca Noah, antes de afrontar los dos últimos eventos de la agenda electoral.




Antes de cerrar la jornada con la cena en el Oliver`s con las Democráticas a las que también asisten Pilar Fernández o Rafael Ripol, el candidato del PP llega al Índalo de El Ensanche para reunirse con las Asociaciones del Distrito IV. De nuevo, le acompañan Víctor Chacón, Octavio Martín, Marcelo Isoldi y Ana de Juan. Igual que con los empresarios, da las gracias por su colaboración y pide perdón por los errores cometidos. Recuerda lo realizado, como la apertura de la Ciudad Deportiva, que acogerá este verano los cursos de natación, el polémico parque o la mejora en la seguridad. También reconoce que hay que mejorar en limpieza y anuncia que unos inversores están interesados en construir un hospital privado, en una parcela privada, en Ciudad 10, y que junto al polideportivo se construirá la Academia del Fútbol, donde se invertirán 12 millones de euros. También se habla de la llegada de un supermercado. Los vecinos piden que se les escuche más, que las Juntas de Distrito sean más participativa y eficaces y que se haga algo con el edificio de Detinsa. Durante las campañas electorales, los políticos oyen a los vecinos. A partir del 25 de mayo, veremos si también les han escuchado.

Llega a casa. Antes de acostarse lee unas páginas más de Los 88 peldaños del éxito, 88 claves para triunfar en la vida y en la empresa. El domingo por la noche, a eso de las diez de la noche, Bello sabrá si sube también el peldaño hacia la Alcaldía.

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