Torrejón de Ardoz contará a partir del mes de junio con una nueva estación de tren en el Soto del Henares, dando servicio a este nuevo barrio residencial, al polígono industrial y al hospital. Sin duda, una gran noticia para los torrejoneros, ya que dará servicio a unos 25.000 vecinos. Sin embargo, desde Alcalá veremos cómo, una vez más, nos alejamos un poquito más de la capital, y sobrepasará los 40 minutos para llegar a Atocha y rondará la hora para viajar hasta Chamartín.
Es cierto que Alcalá cuenta probablemente con la mayor flota de autobuses urbanos de la región, solo por detrás de Madrid, y un desaprovechado laberinto de rutas, plagado de parches, pero no es menos cierto que las inversiones en transporte de la Comunidad de Madrid han brillado por su ausencia en la última década. Ni han traído el Metro como sí ha llegado a San Fernando, Coslada o Arganda -innecesario para Alcalá, aunque esa millonaria inversión se podría haber destinado a otros fines más necesarios en la ciudad- ni siquiera cuenta con un intercambiador de transportes decente. Se ha suprimido la mal llamada estación de la calle Brihuega por nada, aunque al menos, eso sí, ya no se molestará a los vecinos.
Sin Metro, sin estación de autobús y una estación de tren obsoleta, sin previsiones de que haya más trenes Civis que los 10 actuales que comunican Alcalá con Chamartín en 24 minutos, y sin que tampoco haya novedades del famoso Plan de Cercanías que prometieron en su día José Blanco y Esperanza Aguirre, sin todas estas infraestructuras, la ciudad, sin embargo, está en deuda con el Consorcio de Transportes. Viendo la inversión que han recibido otras ciudades en red de Metro, intercambiadores u otras infraestructuras, parece claro que quien está en deuda con Alcalá es el Consorcio.
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