Al Premio Cervantes le falta marketing

Premio Cervantes. Alcalá de Henares

No hay escritores en las calles de Alcalá y el público interesado, está a 500 metros, alejados por el perímetro policial. La imagen de los Reyes entregando el Premio Cervantes en el Paraninfo de la Universidad Cisneriana ya es un clásico en los telediarios del 23 de abril, pero cada vez más escondido. Ni siquiera este año ha venido Mariano Rajoy. Sin duda, se trata de un gran escaparate de la ciudad, que tendría que declarar este día fiesta local. No para recibir con guirnaladas a los Reyes, no hay que ser paletos ni hacer un 'Bienvenido Mr. Marshall', aunque los huesos de Doña Letizia llenen tantas portadas como los huesos de Cervantes.

Mientras Alcalá se viste de gala y se llena de políticos, Barcelona se viste de gente, con sus rosas y sus libros, Sus escritores. Una operación de marketing, este San Jordi, que está arrinconando la entrega del Cervantes, el más prestigioso de la Lengua Castellana. Solo hay que ver su presencia en los medios de comunicación e incluso en las redes sociales.

Los Reyes, con el alcalde, Wert e Ignacio González, escuchando a la tuna de Alcalá

Alcalá tiene que dar una vuelta a este día. No basta con la presencia anual de los Reyes, que ni siquiera nos sirve para lograr el Patronato Real. Tampoco basta con vestirse de gala, como esos antiguos hidalgos que que tienen los trajes desgastados, con los remiendos en las rodillas y los bolsillos agujereados.Es probable que el tren de que vengan los escritores que más venden ya haya pasado y que la Feria de Alcalá no pueda competir con la de la capital catalana.

Quizás sea el momento de apostar por el Cervantes Chico y convertir estos días en una fiesta de los libros para los más pequeños. Convertir el día en día de fiesta, que los escolares tomen las calles, que los escritores infantiles firmen sus libros, que haya talleres literarios y cuentacuentos durante todo el día. No hay mejor inversión que la que se hace con los más pequeños. Fomentar la lectura entre los escolares, permitirá soñar con una ciudad más abierta, más libre y más próspera. Que la fiesta no acabe cuando se van los Reyes.